martes, 18 de noviembre de 2025

Clínica Venus: La Apuesta



Todo comenzó como una broma entre amigos.

Yo, el que entonces era conocido como “el más macho del grupo”, estaba acostumbrado a ganar. Ganaba en los videojuegos, en las fiestas, en los ligues. Me burlaba de todo lo femenino con descaro y me creía intocable.

Una noche, en una fiesta privada, mientras bebíamos y competíamos en desafíos absurdos, surgió una apuesta. Una ronda de póker. El castigo para el perdedor: inscribirse por una semana en Clínica Venus, “solo para ver si se atrevía”.

Perdí.

Al principio me reí. “No será para tanto”, dije. “En una semana me salgo, y me toman fotos para reírnos.” Lo que no sabía era que mis amigos ya habían pagado por el paquete completo. Pastilla rosa incluida. Sin reversa.

Ingresé con sorna. Me burlé de la decoración, de los uniformes, del aroma floral en cada habitación. Tomé la pastilla “por diversión”. A la mañana siguiente, ya no reía.

Mis manos temblaban. Mi piel ardía. Mi voz… también temblaba. Las pantallas empezaron a mostrarme videos suaves, rítmicos, hipnóticos. Las voces me hablaban con dulzura:

— “Deja de resistirte. No estás perdiendo… estás despertando.”
— “El juego ya terminó. Ahora empieza tu nueva vida.”
— “Cada célula tuya se convierte… y tu mente también.”

A la mitad de la semana ya no quería irme. Había dejado de hablar como hombre. Me gustaban los perfumes, las telas suaves, las caricias. Me miraba en el espejo y deseaba más.

El último día pedí un nuevo nombre: Julieta.
Mis labios eran carnosos. Mi cuerpo, perfectamente femenino. Y mi mente… reeducada. Ya no recordaba qué se sentía tener poder. Ni quería.

Uno de mis amigos —el mismo que organizó la apuesta— vino a buscarme, entre bromas, con curiosidad… y terminó quedándose conmigo. Hoy, vivo con él. Ya no jugamos póker. Ahora él me elige la ropa, me peina, y me dice cuándo puedo hablar y cuándo debo arrodillarme.

Estoy feliz. Nunca imaginé que una apuesta cambiaría mi destino.

Perder esa partida fue lo mejor que me pasó. Nunca me sentí más ganadora.






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