miércoles, 19 de noviembre de 2025

A veces aún reviso si mi masculinidad no ha regresado

 


A veces, aún me sorprendo revisando con ansiedad si mi masculinidad no ha regresado. Es una costumbre que persiste, a pesar de saber que los efectos de la píldora rosa son irreversibles. Mi forma de ser y actuar ha cambiado por completo; ahora soy una señorita, y hasta he tenido intimidad con varios hombres sintiendo el placer como lo haría una mujer. Todo parece estar en su lugar, pero esa parte de mí que aún desea ser hombre no se va tan fácilmente.

La suavidad de mis gestos, la gracia en mis movimientos ya no me resultan extraños. Mis pasos, más cortos y refinados, y la suavidad de mi piel ya no son nuevos para mí. Sin embargo, en momentos de soledad, esa pequeña parte de mí que aún añora ser hombre se asoma. Es un susurro que me recuerda lo que fui, la fuerza, la seguridad, la manera de caminar por el mundo que ahora me parece distante.

Para callar esos sentimientos me dejo llevar en la cama, cuando no tengo a nadie para penetrarme uso mis dedos o mis juguetes. Siento el placer de una manera profunda y la nostalgia desaparece. De nuevo aceptó a la mujer que soy ahora.

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