Yo era uno de los mayores traficantes de drogas de nuestra ciudad hasta que la policía me atrapó. A pesar de mi reputación de duro, sabía que no duraría mucho en la cárcel; me había ganado demasiados enemigos. Me ofrecí, entonces, q delatar a todos mis competidores y socios a cambio de entrar a un programa de protección de testigos. Me prometieron una identidad que mis enemigos jamás podrían encontrar.El fiscal principal me prometió que no solo me daría una nueva identidad, ¡sino que sería tan buena que ni siquiera tendría que salir de mi ciudad! No podía creerlo, pero no tuve otra opción y acepté el trato.
En cuanto terminó mi testimonio, me dieron un vaso con agua y una pastilla. Sentí que cambiaba apenas me la tome. Mi cuerpo se volvió más suave, redondo, débil y bonito. De repente ya no era yo y apareció Joana. Mis enemigos no tenían forma de encontrarme. Conseguí trabajo como consultora de negocios, como hombre habia estudiado algo de eso. Todo iba a ir bien, pero el fiscal se enamoró de mí y, bajo amenaza de revelar mi identidad a los que delate, me obligó a convertirme en su esposa. Ahora no sólo me estoy acostumbrando a usar pantimedias todos los días, sino que también cada noche me estoy acostumbrando a sentir la polla de mi marido en mi coño.
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