¡Qué femenina te ves! ¡Qué buena chica! ¡Qué obediente eres conmigo! —me elogió Andrés—. Cuando mis amigos vengan a la fiesta esta noche, querida, quiero que recuerdes que eres mi esposa. Nada de miradas de disgusto. ¡Eso sería una falta de respeto! ¡Y tú nunca le faltarías el respeto a tu esposo!
Ya no te enfades, mi amor, llevarás este vestido rosa y mostrarás las piernas. Sí, cariño, ¡desde hoy presumirás tus piernas todo el tiempo! ¡Ya basta! Quiero que esta noche me demuestres amor de todas las maneras posibles. Mis amigos y sus esposas tienen que ver tus miradas amorosas dirigidas a mí. Te sentarás en mi regazo y responderás a mis besos. Todos mis amigos tienen hijos y cuando alguna de sus esposas te pregunte si quieres ser madre, dirás que estamos trabajando en ello todas las noches.
Recuerda siempre que ahora eres una mujer. Ya no eres un hombre. Y yo soy tu amado esposo...



No hay comentarios:
Publicar un comentario