Todo empezó con aquella pastilla rosa que me dieron por error. Desde entonces, mi vida cambió de golpe: el cuerpo, la voz, las miradas… y mi relación con Adrián. Antes éramos solo amigos. Ahora me regala flores, nos besamos sin pudor y hasta lo he dejado entrar en mí. Él dice que seguimos siendo los mismos, pero yo sé que ya nada es igual.
Cuando me dieron la pastilla en el centro médico, los doctores le explicaron a mis padres que el efecto sería permanente. Sería mujer para el resto de mi vida. Fue un golpe duro. Era hijo único y el orgullo de mi papá… y de repente, por un error, dejé de ser varón.
Mamá me enseñó a usar faldas, a maquillarme de forma discreta. Cuando llegó mi primer período, también me habló de higiene femenina. Y, de paso, de que podía quedar embarazada. Me preguntó si me había besado con algún chico. Le dije que no… y técnicamente era cierto. Adrián metía las manos bajo mi falda, pero nunca nos habíamos besado.
Papá seguía llamándome “hijo” y hablaba de mí en masculino. Decía que, aunque hubiera cambiado por fuera, por dentro seguía siendo el mismo. Incluso le reclamó a mamá por enseñarme “cosas femeninas”. Ella le contestó que, aunque por dentro pensara como hombre, mi cuerpo era de mujer y debía saber esas cosas.
La bomba cayó cuando Adrián me invitó a salir. Tuve que decirles a mis padres, porque iba a pasar por mí a la casa. Después de nuestra cita y de nuestra primera vez juntos, volví pasada las diez de la noche, con una sonrisa de oreja a oreja. No tuve que decir nada: ambos supieron lo que había pasado. Papá comenzó a llamarme “hija”, y mamá me dijo:
—Espero que hayas usado protección, señorita. Eres muy joven para quedar embarazada.
Desde ese día fue oficial: ya no era un hombre. Mamá exigió que les presentara a Adrián. Los dos lo conocían como mi mejor amigo, pero ahora querían que lo presentara como mi novio. Fue incómodo, pero lo hice.
Hoy, Adrián me detona todas las semanas. Siempre con protección, claro. Papá lo trata como a un hijo, y yo… soy su princesa. Mientras tanto, mamá sigue enseñándome, día a día, el arte de la feminidad.
Holi, podrías hacer una historia con un tono algo erótico bajo la premisa de un cambio de cuerpos bajo este concepto.
ResponderEliminarUn misterioso estallido en algún lugar de México envía una onda de energía invisible que cubre el mundo en menos de un minuto. Causa que la gente repentina y aleatoriamente intercambie cuerpos con otras personas cercanas. Casi todos son afectados.
Soy Diego tengo 21 años, mido 170 cm, tengo la piel morena clara, estudie biología y me encanta el arte en general, soy una especie de pseudoartista en la parte musical y fotográfica, recuerdo que estaba en mi cuarto escuchando música mientras estaba en Instagram viendo información sobre el gran cambio, a su vez recordé como balde de agua fría una relación que llegué a considerar tóxica la cual había terminado, su nombre era Angela de cierta manera era muy atractiva a pesar de lo sucedido, media una 1.56, tenía pechos medianos pero atractivos con pezones cafés y algo que me encantaba mucho de ella era su trasero firme y grande, de momento mi vista se nublo y cuando la recupere me sentí raro, tenía frío parecía que estaba desnudo y me asusté al ver que ya no estaba en el cuarto de mi casa, ahora estaba en un lugar familiar, es un cuarto femenino cuando de golpe recuerdo que este es el cuarto de Ángela y no solo eso, me encuentro desnudo y con los dedos de mi nueva mano izquierda metidos en lo de que ahora parece ser si zona íntima
Hola, gracias por tu comentario. Publicaré tu historia el viernes aunque con algunos cambios, sobre todo porque no hago historias de cambio de cuerpo. Sin embargo me gustó tu premisa y la verás publicada el viernes. Gracias por comentar.
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