No sé cómo empezó todo. Recuerdo entrar a esa tienda buscando un disfraz para la fiesta… y tú estabas ahí, sonriendo, como si supieras exactamente lo que iba a pasar.
Dijiste que el espejo elegiría por mí. Y lo hizo.
Cuando abrí los ojos, ya no era yo. O al menos, no era como recordaba. La barba, la voz grave, los hombros pesados, mi pene… todo desapareció.
En su lugar estaba esta versión de mí. Más suave. Más ligera. Más… femenina.
Al principio grité. Lloré. Pero no por lo que crees.
Era miedo… mi cuerpo me parecía extraño y sin embargo me gustaba. Este cuerpo pequeño, estas suavidad entre las piernas, estos nuevos senos son todo un descubrimiento.
El disfraz que el espejo eligió no me servirá para la fiesta pero lo usaré para algo más divertido. Esta noche iré a tu casa y lo modelaré para ti. Luego me tomarás salvajemente y seré tuya para siempre.
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