Todavía me sonroja cuando los hombres me inspeccionan. Miran mis pechos femeninos, mis caderas redondeadas y mis piernas descubiertas. Mi marido está orgulloso de ello. Dice que debería acostumbrarme como mujer bonita. Lo cual le resulta fácil decir: es un hombre... Yo pensaba igual cuando era hombre.
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