Omar y yo íbamos juntos en la secundaria. Sin embargo, ni siquiera éramos amigos. Siempre fue sido un líder: un chico guapo, fuerte y musculoso, el capitán del equipo de fútbol de la escuela. Y yo era un chico tímido y débil. A menudo se reía de mí y me humillaba. Después de la secundaria, me secuestró y me transformó en mujer. Quería humillarme tanto como fuera posible. Me prohibió usar pantalones. Me obligaba a usar faldas o vestidos, siempre con bragas y pantimedias. Pensé que lo odiaría para siempre.
Pero después de mi transformación de género nos involucramos, nos enamoramos y nos casamos. Tenía muchas ganas de darle un hijo y rápidamente quedé embarazada.
Al principio me preocupaba que mi embarazo fuera un obstáculo, pero eso no afectó su atracción hacia mí. No puedo expresar lo feliz que me hacía saber que el cuerpo de mi mujer podía satisfacer sexualmente a mi marido y al mismo tiempo albergar ¡una nueva vida!
Me encanta cuando incluso ahora se corre dentro de mí. Adoro totalmente a mi marido, él me da protección, placer. Al principio odiaba mi vagina, pero como mujer estoy en una posición mucho mejor para apreciar la condición masculina. ¡Me encanta ser mujer y me encanta hacerlo sentir como un verdadero hombre!
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