sábado, 16 de agosto de 2025

Protección de testigos


Yo era uno de los mayores traficantes de drogas de nuestra ciudad hasta que la policía me atrapó. A pesar de mi reputación de duro, sabía que no duraría mucho en la cárcel; me había ganado demasiados enemigos. Me ofrecí, entonces, q delatar a todos mis competidores y socios a cambio de entrar a un programa de protección de testigos. Me prometieron una identidad que mis enemigos jamás podrían encontrar.El fiscal principal me prometió que no solo me daría una nueva identidad, ¡sino que sería tan buena que ni siquiera tendría que salir de mi ciudad! No podía creerlo, pero no tuve otra opción y acepté el trato. 



En cuanto terminó mi testimonio, me dieron un vaso con agua y una pastilla. Sentí que cambiaba apenas me la tome. Mi cuerpo se volvió más suave, redondo, débil y bonito. De repente ya no era yo y apareció Joana. Mis enemigos no tenían forma de encontrarme. Conseguí trabajo como consultora de negocios, como hombre habia estudiado algo de eso. Todo iba a ir bien, pero el fiscal se enamoró de mí y, bajo amenaza de revelar mi identidad a los que delate, me obligó a convertirme en su esposa. Ahora no sólo me estoy acostumbrando a usar pantimedias todos los días, sino que también cada noche me estoy acostumbrando a sentir la polla de mi marido en mi coño.

jueves, 14 de agosto de 2025

Nunca seré un hombre otra vez

 


Llevo tanto tiempo viviendo como mujer que ya no recuerdo cómo es ser hombre. Pensar que todo empezó contra mi voluntad porque mamá temía que me estaba volviendo un mal tipo. Pensó que sería más fácil educarme al convertirme en mujer...

No recuerdo cuándo fue la última vez que pensé en mi mismo como hombre. Ahora usar faldas y vestidos es lo más normal para mí. Lo he hecho todo: coquetear con hombres, salir con ellos, hacerme amiga de otras mujeres, enfrentarme a mi periodo, masturbarme. Me encanta oír que se dirijan a mí como: "Señorita", "damita", "niña". Si estoy en la cama con un hombre me gusta que me diga que soy "una niña buena". Estoy segura de que ya no hay vuelta atrás, nunca podré volver a ser un hombre.



Esta caption es parte de una serie:



Tercera parte: Vintage TG Caps: Soy la mujer más feliz

Caption Anterior: 

martes, 12 de agosto de 2025

Clínica Venus 4


¿Vale la pena todo ese esfuerzo? ¿Realmente eres feliz siendo hombre?

Nuestro cliente 0441 fue un ejecutivo de alto nivel. Dirigía juntas, manejaba millones y creía tener el mundo en sus manos. Pero el estrés le cobró factura. Primero fue la calvicie. Luego, la disfunción eréctil. Finalmente, su esposa lo dejó por un hombre, con más pelo y más pasión.

Con una cuenta bancaria llena pero un alma rota, llegó a Clínica Venus.

“No quiero seguir así”, nos dijo. Y nosotros lo escuchamos. Y le dimos la pastilla rosa. 

Durante 21 días, lo sometimos a reprogramación sensorial, entrenamiento erótico, y feminización total. Cada noche, dormía mientras una voz le susurraba:

“No naciste para mandar, naciste para obedecer.”
“Ya no tienes que ser fuerte, solo tienes que ser bonita.”
“Ser mantenida es libertad.”



Cuando salió de la clínica, el traje gris fue reemplazado por lencería fina. El portafolio, por una cartera rosa. El estrés... por orgasmos.

Ahora se llama Isabella. Tiene un novio alto, guapo y dominante que la adora. Él trabaja. Ella se depila, se broncea y practica cómo complacerlo mejor.

“Antes tenía poder, ahora tengo placer”, nos escribió hace poco desde su nueva casa en la playa.

domingo, 10 de agosto de 2025

Valores tradicionales


Yo creía en los valores tradicionales: que una esposa debía obedecer a su esposo, cocinar y limpiar, usar faldas y medias, ser follada por su esposo todas las noches y, lo más importante, hacerle una mamada cuando se la pidiera. Mi mejor amigo Saúl me dijo que ya no existían mujeres así. Un día, Saúl compró un libro sobre ocultismo en un mercadillo. Al día siguiente, me desperté y era Mariana, la esposa de Saúl. 




Saúl dijo que me cambiaría de nuevo cuando cumpliera con los altos estándares que yo tenía para las mujeres, y le hiciera una mamada que lo dejará 100% satisfecho.

He pasado casi un año  en este cuerpo y hago todo lo posible por ser una esposa obediente con Saúl. ¡No tengo ni un solo par de pantalones, ni siquiera pantalones de mujer! Siempre uso solo vestidos o faldas y uso la lencería más provocativa para mi esposo, le cumplo todas sus fantasías. Todas las noches me abro de piernas para que mi esposo tome con su polla y siento su semen dentro de mi vientre. Y todos los días le hago una mamada a Saúl. 

Lo peor, creo, es cuando Saúl me da ordenes en público, me exige su cena o me da nalgadas delante de sus amigos. Yo sé que en este punto soyla reina de las mamadas, pero cada vez que le pido a Saul que me devuelva mi hombría, me dice que no esta 100% satisfecho. Sé que es una mentira, pero hace tiempo que dejo de importarme.

viernes, 8 de agosto de 2025

ÍNDICE DE CONTENIDO

📌 ÍNDICE DE CAPTIONS

🔹 CAPTIONS
¿No te interesan los relatos largos y solo quieres ver captions? Puedes encontrarlas todas [aquí]

🔹 CAPTIONS SERIALIZADAS
Si te gustan las captions pero prefieres que tengan continuidad, en esta sección encontrarás algunas que se desarrollan como una historia. Puedes empezar a leerlas [aquí]

🔹 CLÍNICA VENUS
¿Te atrae la temática de transformación total? En esta sección encontrarás captions ambientadas en la Clínica Venus, una empresa que se dedica profesionalmente a convertir hombres en mujeres. Puedes explorarlas [aquí].

🔹 TOP
Lo mejor de lo mejor. Aquí están recopiladas las captions que han logrado destacar en los tops semestrales o anuales del blog. Si quieres empezar por las favoritas del público, puedes hacerlo [aquí]

📌 ÍNDICE DE RELATOS


🔹 EL DETECTIVE CON FALDAS (EN PUBLICACIÓN)
Tony es un niño muy inteligente… aunque un poco bajito para su edad. Cuando su prima Shirley ve a una misteriosa niña encerrada en el anexo de una casa, decide investigar. Consigue que la inviten junto a un grupo de amigas, pero para no levantar sospechas, le pide a Tony que se una a ellas... como Antonia, otra "niña" del grupo.
Ese es solo el comienzo de las aventuras del Detective con faldas, que resolverá más de un misterio armado con ingenio, vestidos y lápiz labial.
Puedes comenzar a leer su historia [aquí]

🔹 DISCIPLINA DEL LÁPIZ LABIAL (EN PUBLICACIÓN)
Greg se está volviendo un chico difícil: miente, engaña y rompe las reglas. Su madre, decidida a corregir su conducta, toma medidas drásticas.
Pronto, Greg se verá transformado en Pamela, la hija ejemplar que mamá siempre quiso. El mal comportamiento quedará atrás, y en su lugar llegará una nueva vida: amistades inesperadas… y hasta algún beso con otro chico. Puedes leer su historia [aquí]

🔹 LA NOVIA DE MI MEJOR AMIGO (15 PARTES)
Esta historia sigue a Daniel, un chico común cuya vida cambia para siempre tras recibir la misteriosa luz de un meteorito. Al despertar, descubre que ahora es Daniela. Solo su mejor amigo —¿o se volverá algo más?— Guille conoce la verdad. Juntos, buscarán una solución al "problema", mientras los sentimientos entre ellos comienzan a cambiar. Puedes comenzar a leerla [aquí]



🔹 ENAMORADO DE MI MEJOR AMIGA L (7 PARTES)
Carlos está enamorado de Paola, pero hay un pequeño detalle: ella es lesbiana. Desesperado por tener una oportunidad, decide tomar una misteriosa pastilla rosa que lo transforma en Carolina. Lo que comienza como un intento por acercarse a ella, se convierte en un viaje inesperado de descubrimiento personal y nuevos sentimientos. Puedes leer la historia completa [aquí]









miércoles, 6 de agosto de 2025

La bailarina despistada (Parte 5)

 

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Capítulo 5 – La bailarina despistada

A la mañana siguiente, Shirley y Tony desayunaron. Como ya era costumbre, Shirley vistió a su primo con esmero: un delicado vestido blanco de verano con detalles en encaje rosa y varias capas de enaguas. Aunque a Tony aún le incomoda su rol como “Antonia”, no podía evitar sentirse cada vez más cómodo con esta rutina.

Tony se quedó en casa mientras las demás fueron a una práctica conjunta. Pasó la mañana disfrutando del sol en el jardín, con el vestido ondeando en la brisa, reflexionando sobre su encuentro con Melanie. El misterio que rodea a la joven lo tenía completamente absorto, y sentía que se estaba acercando cada vez más a ella.

Cuando Cheryl lo recogió para asistir a los ensayo, Tony volvió a encontrarse con la encantadora bailarina del tutú blanco, ensayando con su ropa de práctica. Él quedó impresionado por su presencia.

Durante los ensayos, Tony observó asombrado cómo su prima Shirley bailó un dúo con Gwen. La elegancia y profesionalismo de Shirley lo dejan boquiabierto. Luego, Cheryl ejecutó su su sólo con destreza. 

Entonces, llegó el turno de Melanie. Aunque sus movimientos eran técnicamente correctos, su ejecución carece de gracia. Sus gestos son rígidos, su sonrisa forzada, y su número no transmite emoción. Tony reconoce esa expresión en el rostro de Madame: la misma mirada que los maestros ponen cuando intentan elogiar un trabajo decepcionante. Melanie lo nota también y se retira al fondo del teatro.

Tony la sigue y ella lo conduce al pasillo, donde finalmente se abre un poco más:
—“Fue muy dulce de tu parte preocuparte por mí anoche... No quise sonar como si no lo apreciara.”
Tony dice:
—“Me di cuenta.”
Ella asiente con ternura:
—“Eres muy amable, querida amiga. Eres la única persona con la que siento que puedo hablar... pero no puedo contarte mis problemas. Sería demasiado terrible...”

El misterio persistía, pero Tony sentía que Melanie estaba comenzando a confiar en él. La conversación se interrumpió cuando Shirley vino a buscarlo. Madame quiere hablar con “Antonia”.

En el teatro, Madame expone una situación urgente: por la ausencia de algunas bailarinas, necesitaba reconfigurar una escena clave.
—“Nos falta una chica para completar un grupo. Y creo que tú, Antonia, podrías hacerlo muy bien.”
Tony entró en pánico. ¿Ella quería que él baile ballet? ¿En el escenario? ¿Con tutú?

Intentó excusarse:
—“Pero… no tengo la ropa para eso.”
Madame, con su encanto firme, responde:
—“El vestido que llevas puesto servirá perfectamente. ¿Lo harás?”

Tony, atrapado entre la presión del momento, la insistencia de Madame, y la sonrisa entusiasta de Shirley, apenas logró asentir.
—“Eso es genial” —dice Madame— “Vayan a la sala de práctica. Cheryl y Shirley te ayudarán.”

Así, Tony se dirige resignado a su primera lección de ballet, sintiendo cómo su identidad se desdibuja entre capas de tul, expectativas ajenas y emociones.
"¿Qué pensarían mis amigos en casa si me vieran ahora?", se pregunta. "Y mamá... ¿qué diría mamá?"

Un escalofrío le recorrió la espalda. La aventura apenas comienza, y Tony está más involucrado de lo que jamás imaginó.




lunes, 4 de agosto de 2025

La escuela de ballet americana (4)


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Capítulo 4 – La escuela de ballet americana

Después de una comida satisfactoria, Shirley y Tony regresaron a su habitación para prepararse para la visita a la escuela de ballet. Shirley, siempre entusiasta por causar buena impresión, insistió en que ambos se cambien de ropa. Tony, aún incómodo con su rol femenino, se muestra reacio:
—"¿Por qué tenemos que cambiarnos?"
—"Porque queremos causar buena impresión, tonta" —responde Shirley, dándole instrucciones con firmeza.

Shirley tomó el control del proceso: lavó y rizo el cabello de Tony, lo vistió con un vestido de fiesta color limón pálido y lo complementó con ropa interior de volantes, calcetines a juego y zapatos blancos. Aunque protestó, Tony secretamente disfrutó de la transformación, aunque se sentía atrapado en una mezcla de vergüenza y fascinación. Shirley remató el look con perfume, maquillaje y la sugerencia de llevar consigo una muñeca para reforzar su imagen femenina. Tony se resistió, pero terminó accediendo.

Antes de salir, él mismo añadió un detalle importante: su collar de hadas, su pequeño talismán de seguridad. Al mirarse en el espejo, suspiro con una mezcla de confusión e identidad incierta.

Ya listos, se reúnieron con el grupo. Cheryl halago a la pequeña Antonia:
—"Sabes que te ves realmente guapa con ese vestido. Eres como una muñeca de porcelana."

Al llegar a la escuela, quedaron impresionados por las instalaciones, que superaban en tamaño y modernidad a las de Madame en Inglaterra. El espectáculo de ballet comenzó y, entre las bailarinas, Tony quedó fascinado por una joven con un tutú blanco de lentejuelas. Se sentía hipnotizado por su gracia y belleza. Sin embargo, esa emoción le provocó una incomodidad interna, en sus bragas, que luchó por controlar mientras permanecía en su asiento estrecho.

Tras el espectáculo, los chicos conocieron a los bailarines. Tony queda embelesado al hablar con la bailarina del tutú blanco, aunque su atención pronto se redirige a Melanie, que ha desaparecido.

"Iré a buscarla", se ofreció Tony, aprovechando la oportunidad para acercarse a la misteriosa chica.

La encontró en el jardín, sola y llorando. Su instinto protector se activó:
—"¿Estás bien? ¿Hay algo que pueda hacer?"

Melanie, al principio distante, acaba tomando su mano. Hay un momento de conexión profunda entre ellos. Ella acarició la mejilla del detective travestido y, conmovida, le confesó:
—"No eres como las demás, ¿verdad? Si... si las cosas fueran más fáciles".

El momento culminó con un abrazo intenso y un beso tímido en los labios, cargado de ternura e incertidumbre. Melanie, sin revelar aún su secreto, expresó su frustración por no poder hablar libremente:
—"Todo terminará pronto, espero… ojalá las cosas pudieran volver a ser como eran el año pasado…"

De vuelta con el grupo, Mimi las llamó para regresar. Tony se despidió con una última mirada a la chica del tutú blanco y reflexionó, emocionado, sobre lo que ha vivido:
"¡Eso sí que fue un gran avance!"

Estaba convencido de que, poco a poco, descubriría el secreto que envuelve a Melanie.





sábado, 2 de agosto de 2025

Las vacaciones comienzan (3)

 

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Capítulo 3: Las vacaciones comienzan

La mañana del viaje a América comienza con emoción y nerviosismo. Frente al edificio que sirve como escuela de ballet, Tony y Shirley se encontraron con el autobús que los llevará al aeropuerto. La estructura, una extensión de la casa de Madame, está llena de actividad. Tony, ansioso y un poco incómodo, se encuentra rodeado de figuras nuevas y peculiares: las simpáticas gemelas Madge y May, quienes ayudan a Madame con la música y la organización; Cheryl y Barbara, exalumnas que ahora colaboran como asistentes; y finalmente, la imponente Madame, que irradia una autoridad majestuosa.

“Qué bien, han llegado a tiempo”, les dice con una sonrisa encantadora. Al ver a Tony le dijo: “Esta debe ser tu prima, Antonia. ¡Es una cosita tan bonita!”

Tony, incómodo con la atención, respondió apenas, deseando desaparecer.

Antes de subir al autobús, Shirley le entregó su muñeca. Aunque Tony frunció el ceño, aceptó el gesto sin protestar. Ya dentro, se acomodaron en la última fila, mientras una niña conocida —Gwen— los saludó cordialmente.

La conversación gira rápidamente en torno a Melanie, una misteriosa alumna de reciente ingreso. Shirley y Gwen describen a la niña como distante, torpe y sin carisma, pero favorecida por Madame, al parecer gracias a las generosas donaciones de su madre. Justo entonces, Melanie llega en un lujoso coche, escoltada por su madre severa. La niña sube al autobús y se aísla de inmediato, vestida con un atuendo que Shirley no puede evitar criticar.

“Lo siento”, le dice a Tony, al notar que el vestido de Melanie se parece mucho al que él mismo está usando. “Pero debes admitir que ella es demasiado grande para ese estilo.”

Tony solo asiente, sintiendo cierta empatía por la chica enigmática. Mientras el autobús parte hacia el aeropuerto, Cheryl se une a los niños en la parte trasera, saludando efusivamente a Tony.

“Eres muy bonita. ¡Ah, también has traído tu muñeca! ¡Qué dulce!”

Sonrojado, Tony responde con timidez. Cheryl revela que "ella", Shirley, Melanie, Madame y ella misma se alojarán en la casa de Mimi, directora de la escuela de ballet estadounidense.

Durante el vuelo, Tony se maravilla con el avión y logra finalmente entablar conversación con Melanie, compartiendo un interés genuino por la aeronáutica. Por un momento, cree haber superado la barrera que la niña ha construido a su alrededor, pero su intento por cambiar de tema hacia la ropa hace que Melanie se cierre de nuevo.

“Oh, Melanie, ¡me gusta mucho tu vestido! El mío es casi igual, solo que rojo.”

“Eso es lindo”, responde ella, volviendo a su libro con un suspiro.

Confundido, Tony se siente aún más intrigado por la actitud distante de su compañera. Algo no encaja, y su instinto le dice que hay un misterio escondido tras la aparente apatía de Melanie.

Finalmente aterrizan en Tampa, donde Mimi los recibe con calidez. La escuela americana resulta ser más informal y acogedora que la inglesa. Mimi les presenta un programa intenso de actividades, clases y espectáculos, pero también recalca que lo importante es disfrutar.

Tony empieza a notar las diferencias culturales, y también la incomodidad física de estar vestido con ropa inadecuada para el clima. En la casa de Mimi, Shirley lo ayuda a cambiarse por un vestido más ligero, aunque aún con los infaltables detalles infantiles: enaguas, bragas con volantes y zapatos de charol.

A regañadientes —pero con una secreta complacencia— Tony se deja vestir nuevamente como una muñeca. Shirley luce más madura con su maquillaje y perfume, contrastando con la apariencia de niña pequeña que insiste en imponerle a su primo.

Melanie los espera en la sala, igual de retraída y vestida casi idéntica a Tony. Pero el ambiente cambia con la llegada de Cheryl, siempre luminosa y chispeante.

“¡Hola, chicas! ¿Están acomodándose bien?”, pregunta alegremente. Al ver el lazo suelto en el vestido de Tony, se acerca para arreglarlo, lo elogia efusivamente, y sugiere con entusiasmo: “¡Tienes la figura perfecta para el ballet! Apuesto a que te verías adorable con un tutú”.

Tony, avergonzado, no puede protestar. Su cuerpo respondió con una excitación involuntaria que lo confunde y perturba, justo cuando Mimi y Madame regresan para llevarlos a cenar.

Mientras se dirigen a la enorme cocina, el joven protagonista siente que algo está cambiando dentro de él. Ya no tiene escapatoria ni un refugio seguro donde recuperar su identidad. Se encuentra atrapado en un mundo donde las apariencias y los papeles sociales son tan estrictos como las posiciones de ballet. Pero por primera vez en mucho tiempo, también se siente intrigado, vivo… y quizás, un poco esperanzado.







jueves, 31 de julio de 2025

Engañado otra vez (2)


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Capítulo 2 – Engañado otra vez

Tony llegó justo a tiempo para ver a Shirley colgar el teléfono con una sonrisa en los labios. Su expresión satisfecha le hizo sospechar que había tramado algo. Ella lo invitó a la cocina para tomar una bebida caliente.

—Entonces está arreglado —anunció Shirley, misteriosa.
—¿Qué cosa?
—La solución a tu problema —respondió ella, encantada consigo misma.

Ante la imposibilidad de ir a Francia ni contactar a sus madres en un par de días, Shirley había hablado con Madame, la directora de la academia de ballet, quien aceptó incluirlo en el viaje a Florida con el resto del grupo. Al principio, Tony se mostró sorprendido y escéptico. No estaba seguro de querer pasar una semana entera rodeado de chicas bailarinas.

—¿Qué voy a hacer mientras ustedes bailan?
—Hay muchas cosas que ver, y podrías ayudarnos si te aburres. Vamos, ¡es una semana de vacaciones bajo el sol!

Aunque aún no confiaba del todo, la idea del clima cálido y de visitar Disney World era difícil de rechazar. Pero había algo en la sonrisa de su prima que le generaba dudas.

Más tarde, mientras cenaban, Tony dijo que necesitaba regresar a su casa para rehacer la maleta. Fue entonces cuando la trampa de Shirley se reveló:

—Oh, no hay necesidad de eso —dijo con una gran sonrisa—. Ya tenemos aquí todo lo que necesitas.
—¿Qué? ¡Eso es imposible! No tengo ropa de verano aquí… A menos que… No... No puedes querer decir…

Shirley confirmó lo impensable: Tony viajaría como Antonia, una niña más del grupo. Tony se quedó mudo, abrumado por la idea. Recordaba el verano anterior, cuando su prima lo había convencido de disfrazarse de niña. Había funcionado demasiado bien.

—¡Pero no puedo volver a hacer eso! —protestó.
—Claro que sí. Lo hiciste perfectamente la vez pasada. Nadie sospechó. ¡Y hasta lo disfrutaste!

Avergonzado, Tony intentó negar lo obvio, pero su propia expresión lo traicionaba. Shirley, triunfante, lo animó a dormir y tomar la decisión por la mañana. Él aceptó, aún indeciso.

Esa noche, Tony tuvo problemas para dormir. Le pesaba el engaño de su prima, pero más aún sus propios sentimientos. ¿Por qué no podía rechazar de plano la idea? Recordaba cómo se había sentido aquella vez… la ligereza, la emoción, incluso algo parecido al orgullo. Abrió su cajita secreta y contempló las fotos del verano anterior: allí estaba él, posando con sus amigas, luciendo como una niña de verdad. Se sonrojó al notar que ciertas sensaciones —las más íntimas— volvían con fuerza.

Finalmente, con el amanecer, Shirley lo despertó:

—¿Y bien? ¿Ya decidiste?

Tony desvió la mirada y, apenas audible, respondió:

—Supongo que tendré que seguir tu plan.

Shirley celebró con entusiasmo. Tenía todo listo: una maleta rosa repleta de ropa, moños, zapatos, incluso la muñeca del verano pasado. Ayudó a Tony a vestirse con un vestido escocés de lana, medias blancas, ropa interior femenina y un abrigo rojo con ribetes de piel. Le peinó el cabello y le ató lazos blancos a cada lado.

—Mírate —dijo admirada—. ¡Eres perfecta!

Él, al mirarse en el espejo, se encontró de nuevo con aquella niña. Era inquietante… pero también encantador.

Aunque algo avergonzado, Tony —ahora Antonia— terminó de alistarse. Cuando el taxi tocó la bocina, los dos salieron al aire frío. A pesar del abrigo, él sabía perfectamente quién era ahora. Durante el trayecto hacia el autobús, comenzó a asimilar lo que implicaba esta aventura: esta vez no habría escapatoria. Estaría al otro lado del océano, completamente sumido en un nuevo rol. Su identidad como Tony quedaría atrás por unos días.

Respiró hondo. No tenía idea de lo que vendría… pero sí sabía que, de ahora en adelante, daría lo mejor de sí. Sería la mejor niña que pudiera durante los próximos días.

Varado (1)

 

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Capítulo 1 – Varado

Tony miró el teléfono con el corazón hundido. Su viaje a Francia había sido cancelado. El entrenador lo llamó apenas unos minutos antes para darle la noticia: problemas con el lugar del torneo. Ya no habría viaje, ni fútbol, ni medio trimestre en París. Solo una maleta hecha y una agenda en blanco.

El chico de once años se sintió, por segunda vez ese año, sin rumbo. Desde que sus padres se separaron, su vida había dado un vuelco. Su padre, absorbido por su trabajo gubernamental, apenas lo veía. Su madre se había mudado a la ciudad costera donde vivían su tía Mary y su prima Shirley. Fue allí donde comenzó una etapa nueva, inesperadamente feliz: una nueva escuela, nuevos amigos, y sobre todo, el fútbol. Se convirtió en el portero titular y esperaba con ilusión ese viaje internacional… hasta ahora.

Shirley, por su parte, también tenía sus propios planes: se marchaba al día siguiente a Tampa con su escuela de ballet, donde se había convertido en una alumna destacada. Tony, aunque nunca lo decía en voz alta, sentía una mezcla de orgullo y... cierta envidia. Ella brillaba con naturalidad. Él aún estaba aprendiendo a encontrar su lugar.

Lo peor no era el viaje cancelado, sino la soledad. Su madre y su tía se habían ido a Escocia a esquiar, aprovechando que los niños estarían fuera. Pero ahora Tony estaba varado. Sin planes, sin compañía y sin una forma fácil de contactar a nadie.

Confundido, hizo lo único que pudo pensar: llamó a Shirley.

—Bueno, no eres el único con problemas —dijo ella después de escuchar su historia—. La madre de Sandra llamó. Tiene gripe. No vendrá esta noche, ni algunas otras. Así que estaré sola hasta que salga hacia el aeropuerto.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —preguntó Tony, algo irritado.

—Que podrías venir a pasar la noche. No quiero quedarme sola. Al menos nos hacemos compañía.

Y así lo hizo. Con su maleta aún empacada para París, se abrigó, cerró su casa con llave y caminó hacia la de su prima, recordando el verano anterior. Ese verano cambió todo.

Recordaba cuando, por insistencia de Shirley, se convirtió en "Antonia", la prima pequeña. Recordaba los vestidos, los peinados, las aventuras, los secretos. Se había sentido ridículo, sí, pero también... extraño. Había algo seductor en fingir ser otra persona. O quizás, en dejar salir algo que llevaba dentro y que nunca se atrevía a mirar directamente.

"¿Estoy siendo más yo mismo cuando finjo ser otra persona?", se preguntaba a veces.

Aun con la confusión que le provocaban esos recuerdos, había algo reconfortante en ellos. Guardaba todo: las cartas de Fiona y Anthea, un álbum de fotos, un collar de oro con forma de hada que Anthea le regaló tras una peligrosa aventura. Todo eso iba en una pequeña caja de madera que ahora descansaba dentro de su maleta, como un secreto portátil.

Pasó frente a la casa de Fiona. Vacía. Ella estaba en Londres con su madre por motivos de salud. Tony suspiró. ¿La volvería a ver? ¿Y cómo? Fiona solo conocía a Antonia.

Cuando finalmente llegó, Shirley ya lo esperaba en la puerta.

—Hola, primita —dijo, con una sonrisa que lo hizo estremecer. Esa palabra aún lo descolocaba.

Shirley se veía más alta, más elegante, casi como una adolescente. Él, en cambio, seguía igual de pequeño que antes.

—Vaya maleta —comentó ella al verlo—. ¿Te mudas o qué?

—Ya estaba hecha. No iba a deshacerla para una noche.

—No te preocupes por nada —dijo ella con ese tono travieso tan familiar—. Creo que tengo una solución para tu pequeño problema.

—¿Qué pasa? —preguntó, dejándose el abrigo en el brazo.

—Hice unas llamadas. Te diré cuando me confirmen. Mientras tanto, acomódate. Vas a dormir en tu antigua habitación.

Tony subió con la maleta y al entrar, una oleada de nostalgia lo golpeó. Era el mismo cuarto donde había sido "Antonia". Abrió el armario, casi sin pensarlo, buscando... algo. Pero estaba vacío. Ni rastro de los vestidos, ni los zapatos. ¿Se habrían deshecho de todo?

La única reliquia era una pequeña bailarina de porcelana sobre el tocador. Un regalo de Fiona. La vio y sintió una punzada en el estómago. Se sonrojó, sin entender por qué.

—¿Por qué siento esto? —pensó—. ¿Por qué no puedo dejarlo atrás?

Quizás, porque una parte de él no quería.

A lo lejos, sonó el teléfono. Tal vez era la llamada que Shirley esperaba. Tal vez, su historia no había terminado del todo.

martes, 29 de julio de 2025

Fiesta de disfraces


Mi hermano es apenas un año y medio menor que yo. Cuando nuestros papás salieron de vacaciones y nos dejaron solos por quince días, aprovechamos para hacer cosas juntos: cocinar, ver pelis, reír como cuando éramos niños.

Un viernes me invitaron a una fiesta de disfraces. Le pregunté si quería acompañarme.

—No tengo disfraz —me dijo, encogiéndose de hombros.
—Si te consigo algo para usar, ¿vienes conmigo?

Asintió, sin mucha emoción.

Papá es un químico farmacéutico reconocido. Tiene acceso a la píldora rosa: un fármaco experimental que transforma a los hombres en mujeres por tres meses con una sola dosis, o para siempre si se toma una segunda.

Esa tarde tomé una de sus muestras y preparé dos conjuntos idénticos: minifalda, blusa negra y sombrero vaquero. Íbamos a ser dos vaqueritas. Le dije que no estaría en casa al día siguiente, que pasaría unos días con amigos, y que no quería dejarlo solo.

—Solo di que tomaste la pastilla por error. Esperamos tres meses y todo volverá a la normalidad —le prometí.

Al final aceptó, a regañadientes.



La fiesta fue un éxito. Mi hermanito —bueno, hermanita— bailó toda la noche con Kevin, uno de mis amigos. Incluso juraría que los vi besándose.

Los días siguientes estuvimos en casa de Kevin con más gente. Y ellos dos… parecían inseparables. De hecho, un par de veces se encerraron en la habitación de él durante un par de horas y pusieron música a todo volumen. Espero que ella sea consciente de que su cuerpo ahora es femenino y haya usado protección. No sé cómo le explicaríamos a mis papás un embarazo.

No sé si quiera volver a ser un chico.
Y, la verdad, espero que mis papás lo entiendan.
Porque yo ya la veo más feliz que nunca.
Y creo que ella también lo siente:
que ese cuerpo… le queda perfecto.

domingo, 27 de julio de 2025

Te convertire en mi esposa

 


"¡No me mires así!", me dijo un hombre desconocido. "Tú eres la que llevas bragas. Y falda. Y medias. Y maquillaje. Cuanto más avanzas, más te conviertes en mujer. ¡Qué patético! No, ya no eres un hombre. ¡Eres una mujer débil!

Y no te dejaré tener sexo con otra mujer jamás. Necesitas un hombre fuerte como yo, que te proteja y te folle. Te convertiré en mi esposa obediente."

viernes, 25 de julio de 2025

Tal vez mamá tenía razón

 


—¡Oh, sí, querida! —dijo mamá mientras ajustaba la falda sobre mis caderas—. Ahora estás completamente lista para convertirte en la esposa de Román.

—¡Pero mamá…no me puedo casar con él... soy un hombre! —balbuceé, viendo mis uñas pintadas y mi pecho presionando contra mi blusa.

Ella me miró con una sonrisa serena.
—¿De verdad lo eres? ¿Usas bragas, sujetador, medias de hombre? ¿Blusas y faldas de hombre?
¿Llevas maquillaje, tacones y las piernas depiladas… como lo haría un hombre?

Me quedé en silencio.

—¿Los hombres tienen caderas suaves, pechos redondeados y esa piel tan perfecta? —siguió— ¿Los hombres pueden ser mamás?

—¿Mamá? ¿Yo…?

—Por supuesto. Después de la boda, estoy segura de que Román hará suya cada noche. Seguro que te toma con fuerza en posiciones que nunca imaginaste. Me imagino que comenzará con algo sencillo como de perrito o montandote, querida.  Y cuando llegue el momento… estaré contigo. Te enseñaré todo lo que necesitas saber para ser una buena esposa. Y una madre maravillosa.

No supe qué decir. Solo sentí un escalofrío recorrerme la espalda. Pero al verme en el espejo, vestida como una mujer delicada y perfecta, algo en mí… sonrió.

Tal vez mamá tenía razón.

miércoles, 23 de julio de 2025

Cambiar de carrera



Un día en el trabajo le dije a una compañera de trabajo que las mujeres hacen mejor carrera en la oficina, porque así pueden acostarse con el jefe. Ella se enojó y dijo: "¡Pronto lo aprenderás tú misma!". Ahora tengo 20 años y soy la secretaria personal de nuestro jefe Eduardo. Según el código de vestimenta de nuestra empresa, siempre tengo que ir a trabajar con falda y medias. Todos los días tengo que estar debajo de la mesa o sobre la mesa de mi jefe. 


Seguro que sabes de lo que estoy hablando. Hoy, Eduardo me pidió que cambiara de carrera: me pidió que me casara con él y viviéramos una vida como ama de casa y madre. No tuve más remedio que aceptar.

lunes, 21 de julio de 2025

Odio (casi) todo sobre ser mujer

 


Hace seis meses, me dieron por error una pastilla rosa en el centro médico. Desde entonces, todo cambió.

Y seré honesta: odio (casi) todo sobre ser mujer. La forma en que los hombres me miran en la calle. Mi estatura nueva, este cuerpo pequeño. Las caderas anchas. Los pechos que aparecieron de pronto. Mi voz, ahora tan aguda. Esa sensación constante de fragilidad.

Pero hay algo —algo pequeño— que sí me gusta. Las faldas cortas. Me encantan.

O mejor dicho… me encanta cómo me mira Adrián, mi mejor amigo, cuando las uso. Cómo sus dedos se deslizan por mis piernas y llegan hasta mi nuevo sexo cuando estamos a solas. Tal vez pronto le permita quitarme la falda y las bragas para volver a tener un pene entre las piernas, el suyo.