martes, 16 de septiembre de 2025

Ahora soy su novia


Siempre fui un chico muy delgado y bajito. Sin fuerza, sin presencia. El blanco perfecto para el bullying. Cuando llegó la adolescencia, todo empeoró. Mientras los demás cambiaban, yo seguía igual. Mi cuerpo no se desarrollaba, mi voz no cambiaba, y eso me hizo aún más vulnerable.

El peor de todos era Víctor. Me llamaba “afeminado”, se burlaba de mi manera de hablar, de caminar… incluso llegó a pegarme más de una vez. Las autoridades nunca hicieron nada. Y yo, sinceramente, ya no podía más.

Una tarde, al salir de la escuela, una chica que nunca había visto se me acercó. Me miró como si supiera exactamente lo que sentía y me entregó una pequeña píldora rosa. “Si la tomas —me dijo—, tus problemas van a cambiar de forma.”

No entendí del todo, pero esa noche, sin pensarlo demasiado, la tomé.

Al despertar, no reconocí mi reflejo. Seguía siendo pequeña, delgada… pero ahora tenía curvas suaves, senos, y mi cuerpo ya no era el de un chico. Me había convertido en una chica. Mis padres, aunque sorprendidos al principio, decidieron apoyarme. Cambiaron mis documentos y me ayudaron a presentarme como Silvana, una nueva alumna. Nadie en la escuela supo quién había sido antes.

Los primeros días fueron un reto. Usar falda por obligación me hacía sentir vulnerable. Las miradas eran distintas. Algunos chicos eran amables de forma casi exagerada. Pero lo que más me desconcertó fue Víctor.

Ya no me molestaba. Me buscaba, me hablaba con una timidez que nunca le había conocido. Me regalaba cosas pequeñas, como si quisiera disculparse sin palabras. Un día me invitó a salir.

Al principio, me pareció una broma de mal gusto. ¿Cómo podía pedirme una cita después de todo lo que me había hecho? Pero no lo hice a un lado de inmediato. Le dije que, si quería acercarse a mí, lo primero era dejar de ser el tipo cruel que había sido con todos. Y lo hizo. Comenzó a cambiar de verdad.



Con el tiempo, acepté salir con él. Ahora somos pareja. Y me pongo faldas atrevidas para que me detone. Son deliciosos los orgasmos como mujer  Sé que muestra historia es extraña, creo que, de algún modo, ambos crecimos.

Yo dejé de tener miedo. Y él dejó de hacerle daño a los demás. 

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