El mejor amigo de mi papá, Abraham, me pilló vistiéndome con ropa femenina cuando tenía solo 18 años. Desde entonces, cada verano se aseguraba de que invitarme a su casa varias semanas para que mis padres pudieran "escaparse y relajarse".
Siempre lo esperaba con ilusión, porque el tío Abe no escatimaba en gastos para consentirme con ropa, maquillaje y accesorios preciosos. Pasábamos mucho tiempo haciendo de papá y de niña pequeña, abrazándonos constantemente. Muchas veces sentía que su cosa se hacía grande y me daba mariposas en el estómago. Al tío Abraham le gustaba que me sentara en su regazo cuando eso sucedía.
Cuando cumplí 19 y supe conducir, empecé a visitar a mi tío Abe siempre que podía. Se dio cuenta de que estaba creciendo y empezó a pedirme pastillas. Me sentó y me dijo que era hora de enseñarme qué esperaban los hombres de una chica tan especial como yo.
Aquí tienen unas fotos mías en mi cumpleaños 21, después de que mis padres accedieron a darme una pastilla rosa. Y ya no soy una niña pequeña, soy una joven esposa de mi esposo Abraham y cada noche cumplo con mis deberes de esposa en nuestro lecho conyugal.



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