"No, tía, no estaba jugando conmigo mismo. Me tienes con esta pantifaja tan apretada que ya ni siquiera puedo sentir mi cosa ahí abajo. ¿Bien? ¿Cómo que eso está bien? Sí, dejó de doler, solo se ha entumecido, como si ya no fuera parte de mí. ¿Cuánto tiempo me harás vestirme como una niña, tía? ¿Hasta cuándo? No, no puedo vestir así otras tres semanas. ¿Una pastilla? Claro, probaré cualquier cosa...
Vaya, está funcionando, me siento muy relajado..."
"Vete a dormir, cariño, la tía se ocupará de cada pequeño detalle, y cuando despiertes no tendrás que preocuparte nunca más por ese doloroso apéndice, mi linda y dulce niña. Duerme".


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