jueves, 27 de junio de 2024

La novia de mi mejor amigo (Parte 2)


Esta es la segunda parte de una serie.

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La chica

 -Dani-

La voz de mi madre suena distante, me pesan los ojos, no quiero despertar, quiero dormir, dejadme dormir.

-¡Dani!- 

Mi madre alza la voz ¿Que hora será? Sabiendo la hora a la que me acosté anoche, quizas sean las once o las doce.

Oigo fuertes pasos sobre la escalera, despues estos pasos se intensifican en el trayecto que hay por el pasillo hasta llegar a mi habitación, la puerta se abre con brusquedad y mi madre entra.

-¡Daniela Fernández!¡Levanta ahora mismo!

-No quie...-

Espera ¿Daniela?

Me levanto con brusquedad y observo mi habitación, ha cambiado, a diferencia de la organización que tenía, la cama a la derecha, un armario a la izquierda, un escritorio y mi consola conectada a mi televisión, normalmente deberia haber ropa tirada por el suelo y los cascos de la moto, pero ahora a cambiado, para empezar, la distribución es completamente diferente, mi armario es del doble del tamaño que tenia originalmente, mi escritorio es diferente y ha desaparecido mi televisor y mi consola, sustituido por un espejo, mi cama ahora se encuentra en el centro de mi habitación y sobre la madera del suelo ahora hay una alfombra acolchada, la pared, que antes era de un azul celeste brillante, ahora es de un suave tono pastel.

-¿Que mier...?-

Mi voz, es mucho mas aguda de lo que debería ¿El rayo me habría frito las cuerdas vocales? Me llevo las manos a la garganta y veo que mi cuello es mas suave y pequeño, además de que no encuentro la nuez de mi garganta, también conocida como manzana de Adán.

-Daniela, me estas escuchando-

Mi madre, ella sigue igual, su rostro serio, sin maquillaje salvo su pintalabios rojo, su pelo castaño hecho una cola de caballo y sus brillantes ojos azules.

-¿Daniela?¿Qué dices mama?-

Me incorporo en la cama, las sabanas también han cambiado, ahora son blancas, al ver mi cuerpo, ahogo un grito, no llevo los boxers que debería, llevo un pijama celeste apegado al cuerpo, que deja observar que ya no tengo un cuerpo con forma de cuadrado, ahora mi cadera y trasero están redondeados, de pronto, me cae un cabello rubio sobre la vista ¿Que diablos? Trato de quitármelo tirando de él, pero al hacerlo me hago daño.

...

-¡Mama!¡Me he convertido en una chica!-

Mi madre alza una ceja.

-¿De que hablas Dani? Tu siempre has sido una chica- mi madre no puede evitar reir ante mi comentario- Vístete y baja a desayunar.

Dice eso y se gira sobre los talones para salir de mi habitación.

Me palpita la cabeza, noto como mi corazón resuena contra mi pecho, tengo la boca seca.

-¿Qu...?¿¡Que cojones!?-

Me levanto de la cama y corro hacia el baño todo lo rápido que me permiten mis piernas, cerrando de un portazo y mirándome al espejo.

No.

No no no no no.

¡NOOOOOOOOO!

Quien se encuentra frente al espejo no soy yo, es una chica rubia y pequeña, debe de medir como mucho uno sesenta, mi cuerpo también es menudo, tengo una cadera prominente y bastante trasero, pero mi pecho... ¡Soy plana!

¿Que diablos estaba pasando?¿Y por que a mi madre no le sorprendía nada de esto?

Trato de tranquilizarme.

"Vamos Daniel, tiene que haber una explicación perfectamente lógica para que ahora seas una chica"

¡Es imposible!

Claro que no ¡Nadie puede acostarse siendo hombre y levantarse siendo mujer!

Pero no encontraré respuestas aquí, así que salgo del baño y camino hacia "mi" habitación.

Al entrar camino hasta el armario y observo la ropa que hay dentro, ninguna de estas prendas me pertenece, vestidos, shorts, blusas, camisetas, pantalones cortos, faldas...

¿Que hace todo esto aquí?

Abro uno de los cajones y me sonrojo, esta lleno de bragas, medias y sujetadores. En cualquier otra situación me habría negado a ponerme nada de esto, pero esta vez debía resignarme, tomo unas bragas celestes y un sostén del mismo color, miro apenada el tamaño de mi sujetador, me quito la parte de arriba del pijama, al contacto con el aire mi piel se eriza, definitivamente era mas sensible.

Me coloco el sujetador con bastantes problemas hasta que consigo colocármelo correctamente, ahora viene la peor parte.

Me bajo el pantalón para descubrir que estaba durmiendo sin ropa interior, cierro los ojos, negándome a mirar lo que he perdido y me coloco las bragas.

Para elegir la ropa no sé muy bien que debo hacer, así que escojo lo mas simple, unos pantalones vaqueros cortos y una camiseta sin mangas.

Una vez estoy vestida, salgo de mi habitación, y bajo las escaleras hasta la cocina, donde mi padre y mi madre están desayunando, mientras mi madre simplemente lee los mensajes de su móvil mientras sorbe el café mi padre unta mantequilla en su tostada, nada parece distinto a cualquier otro día.

-Oh, Dani- mi padre se levanta y camina hasta mi, besándome la mejilla-¿Que quiere desayunar mi princesita?

¿Beso en la mejilla?¿"Mi princesita"?

¿¡Donde demonios estoy!?

No es que mi padre fuese un hombre amargado, pero siempre habíamos tenido una relación padre-hijo bastante masculina, apretones de manos, abrazos y todo eso.

-Am... una tostada estará bien-

-Marchando- canturrea mi padre caminando hacia la tostadora.

Me senté en mi sitio en la mesa cuadrada de la cocina, a la derecha, al lado de la ventana.

-Por cierto, hoy estaré hasta tarde en la oficina- dijo mi madre para que mi padre y yo la oyésemos.

-Oh, justo iba a deciros que he quedado con los chicos para un torneíllo que vamos atener en la ciudad-

Mi padre era un fanático del futbol, cosa que yo nunca había compartido demasiado, había visto algún que otro partido importante, la final de la champions o los partidos de la selección española, pero nunca me había interesado practicarlo.

Mi padre me miró.

-¿Te importaría prepararte algo Dani?-

Negue con la cabeza.

-Sin problema-

Desayuno con tranquilidad, aún que en mi interior me muero de nervios ¿Mis padres no se dan cuenta de que ahora soy una chica? No, es como si ellos pensasen que siempre lo he sido.

-Oh, por cierto cariño- Dice mi padre, ya ha terminado de desayunar, habla dirigiendose a mamá, tomando un pequeño álbum de la encimera, esta algo viejo y desgastado- Lo he encontrado entre nuestras viejas cosas.

Papa abre el álbum y un montón de fotos están pegadas en el, mi madre las mira con una sonrisa y yo las miro con total asombro, en aquellas fotos no salgo yo de bebé, bueno, si salgo, pero como una pequeña bebe con un body rosa.

-Eras tan adorable cuando eras una niña Dani...- dice mi madre pasando la pagina, donde debería estar la foto de mi graduación en la guardería donde estaba haciendo el tonto junto a Guille, estoy sonriendo, vestida con una camiseta y una falda, con una sonrisa que muestra uno de mis dientes mellados.

¿Que diablos?

Me levanto de la mesa.

-¿A donde vas cariño?- pregunta mi madre.

-Estoy lleno... digo... llena, iré a ver a Guille-

Mi madre sonríe con suavidad, una sonrisa que no logro descifrar.

-Esta bien ve

Salgo de la casa con la respiración agitada, esto no podía estar pasando, tenia que descubrir que había ocurrido.

Al salir del terreno, busco con la mirada mi moto, desesperada, pero no la encuentro, no está.

Guille.

Por alguna razón, necesito verle, mis padres se han olvidado de que soy un chico, incluso mis fotos de niño han desaparecido, si él no recuerda quien soy de verdad...

Comienzo a correr, necesito llegar, este cuerpo es mas pequeño y mas débil físicamente, pues rápidamente siento débil y con la respiración entrecortada, pero necesito llegar, sigo corriendo.

Finalmente llegue a la casa de Guille, antiguamente había sido de sus abuelos, por lo que es una de las casas mas grandes del pueblo, aún que su madre le hizo una gran reforma y ahora tiene un toque muy moderno, un largo tejado a dos aguas, paredes blancas y relucientes y puertas de una madera brillante.

La casa es mas grande que la mía, además de contar con un inmenso garaje.

Entro rápidamente al terreno de la casa, dando largas zancadas y tocando a la puerta con mis nudillos, pasan los segundos, vuelvo a llamar con apremio.

-Ya voy, ya voy- oigo la voz de Guille acercarse a la puerta y segundos despues abre la puerta para verme, al hacerlo, arquea una ceja-¿Quien eres?

De alguna forma, que no me reconozca me alegra.

-Guille, soy yo, Daniel-

Guille me mira de arriba a abajo y ríe.

-Si ya, y yo soy el príncipe de Inglaterra ¿Te manda Dani verdad?¿Sigue cabreado por que le mintiese sobre lo de mi prima?

-Guille, de verdad que soy yo-

-Por curiosidad ¿Cuanto te ha pagad...-

-¿Guille quien es?- Oigo la voz de la madre de Guille acercarse y aparece justo detrás de ella.

-¡Daniela!¡Que alegría verte!¿Por que la tienes fuera Guille?-

-¿La conoces mamá?¿Quien es?-

-No hagas bromas estúpidas- le reprende su madre- es Dani, tu novia.



        


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