Capítulo 1: La aventura comienza
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Era temprano por la mañana el sábado. Shirley despertó a su primo irrumpiendo en su habitación.
-Vamos dormilon. Mamá ya ha salido de casa y es hora de ponernos en movimiento nosotros también. Hay muchas cosas que hacer.
-¿Cuál es la prisa -dijo Tony mirando el reloj- Nos recogeran hasta más tarde, tenemos mucho tiempo.
-No tanto como piensa. Tenemos que prepararte -al terminar de decir eso Shirley le quitó su cobertor al niño.
-¿Qué hay que preparar? Nuestras maletas estan listas, tomar un baño no toma más de 10 minutos. No entiendo nada.
-Oh, ¿no lo mencioné?- Dijo Shirley fingiendo sorpresa- Tenemos que prepararte porque iras disfrazado de niña.
Al principio, al niño de once años, le costó trabajo tomar en serio la observación de su prima. Pero no pasó mucho tiempo antes de que él tomará el significado de sus palabras.
-¿Qué quiere decir? ¿Iré disfrazado de niña? -dijo Tony asombrado.
-Claro que sí, la única manera en que logré que me acompañarás fue decir que eras mi prima 'Toni' con 'i'
-No digas tonterías ¿por qué no puedo ir como soy? ¿por qué debo pretender algo que no soy?
-Los que gestionaron el proyecto de historia lo hicieron pensando en un grupo de niñas. Obviamente no me dejaran compartir habitación con un chico. Incluso si es mi primo menor.
-Pero...-balbucéo Tony
-Te necesito ahí para resolver el misterio de la chica en el jardín
-¿Crees que voy a engañar a alguien haciendome pasar por chica? -el niño hizo una mueca - ¿no estas insinuando que parezco una? ¿verdad?
-Yo no insinúe eso. -dijo shirley con una voz dulce- con tu constitución sólo necesitaríamos cambiar tu peinado y con la ropa adecuada serás la chica perfecta.
-¿Eso significa que usaré faldas o vestidos?
- Por supuesto tonto. Si eres una chica obviamente usarás la ropa que usan las chicas -dijo Shirley sonriendo- La ropa no será un problema, eres más pequeño que yo y mi mamá nunca tira nada. Tengo muchas cosas por ahí para ti.
-No puedo hacer esto, todos se reíran de mi.
-Nadie se reirá si te comportas como una chica.
Tony se encontraba muy desconcertado con todo lo que escucho. Tony ni siquiera había pensado en usar ropa de chica y no pensaba hacerlo ahora.
-No. no lo voy a hacer. ¡No usaré un vestido para ti o para nadie!
-Típico -dijo Shirley mirándolo- ustedes los chicos dicen ser muy valientes y que las niñas somos débiles. Pero sólo hay que pedirles hacer o usar algo ligeramente diferente para que mueran de miedo. No piensas ayudarme a descubrir este misterio sólo porque tienes un poco de miedo a un disfraz. Muy valiente de tu parte.
-Yo no tengo miedo -respondió Tony, sin saber que decir en su defensa.- Yo puedo hacer lo que yo quiera.
Al chico no le entusiasmaba usar ropa de niña, pero tampoco quería que su prima pensará que era un cobarde.
-¡Que bien! eso significa que lo harás entonces. Empezaremos de inmediato. Ponté esta bata, ¡no tenemos todo el día!
Shirley salió de la habitación y fue seguida por Tony que todavía no comprendía como había sido convencido por su prima a estar de acuerdo con su plan.
-Sabe tu madre que iré a la mansión como una chica -preguntó Tony mientras desayunaban.
-No, olvide mencionarselo. Pero no creo que tenga problemas sobre todo porque lo haces voluntariamente.
Cuando terminaron de desayunar y de lavar la loza. Subieron al dormitorio y Tony lavo su cabello. La habitación era sencilla. Una cama sin hacer y un mueble sin cajotes, poco más. Shirley lo sentó en una silla y comenzó a insertar rodillos de plástico de gran tamaño. Tony hizo un amago de protesta.
-No te preocupes, volverá a la normalidad cuándo lo laves- dijo ella tratando de tranquilizarla- sólo quiero lograr un estilo de niña que sea fácil de manejar y de combinar con los vestidos para que nadie sospeche.
Después de lo que Tony sintió como horas de tortura con rodillos calientes, secadores y aerosoles. Shirley dio una señal de aprobación mientras completaba los últimos detalles de su peinado.
-No lo puedo creer, tu nuevo estilo te hace lucir completamente diferente -dijo la niña sonriendo- luces aún más jóven lo cuál es bueno porque usaras la ropa que yo usaba hace algunos años.
-¿Puedo ver lo que haces conmigo?- dijo Tony que de nuevo tenía esa sensación que todo era un gran error.
- No, es mejor que esperes a que estes vestido para ver el efecto final. Espera un poco, voy por tu ropa.
Tony seguía sin comprender como había llegado a esa situación. Después de un rato Shirley volvió después de unos pocos minutos con algo que parecía un paquete que dejo caer sobre la cama.
-Me tomé la libertad de buscar tú número de zapato y te quedaran perfectos algunas de mis viejas zapatillas. -dijo Shirley- Bien, te dejaré sólo para ue te vistas. Estaré afuera por si necesitas ayuda
Tony miraba con recelo las sandalias de punta abierta color azul pálido que sobresalian en la parte superior de la cama. Examino también el resto de las prendas que estaban sobre la cama.
Unos minutos más tarde, Tony -¿quizás ya Toni?- abrió la puerta de la habitación para revelarse en su ruborizada gloria a su prima. El azul pálido del vestido con su cordón a la cintura se le ajustaba perfectamente. Él lucía sumamente incomodo con lo corto de la falda acampanada que le quedaba 3 pulgadas sobre sus rodillas, no ofreciendo mucha exposición para las bragas que llevaba puestas. Se sentía humillado y avergonzada ante las miradas de escrutinio de su prima. Un par de calcetines blancos hasta la rodilla y las sandalias azules completaban el conjunto.
-Si te ríes me quitaré todo en un segundo- dijo el niño con el rostro ardiendo- sé que me veo estúpido.
-No te ves estúpido, créeme. Pareces una niña de diez años. Estoy teniendo dificultades para recordar que eres un chico. Mirate en un espejo si no me crees.
Shirley tomó a Tony de la mano y lo llevo a un gran espejo en la pared en la parte superior de la escalera. Toni se miró por primera vez. Abrió los ojos como platos.
-No puedo ser yo. Es decir, realmente parezco una chica... -fue todo lo que pudo decir el niño.
-Oh, Tony, te ves preciosa, yo nunca me ví tan bonita en ese vestido. Vas a estar perfecta como mi pequeña prima.
Shirley abrazó al niño/niña con fuerza. Tony no estaba preparado para esa muestra de afecto y se aparto de ella.
-Vamos a la planta baja, tendrás el resto de la mañana para acostumbrarte a la ropa- Shirley tomó a su primo de la mano y condujo a la sala dónde había varios espejos. Esto le hacía imposible no percatarse de su transformación.
Después de mirar fijamente a su primo, él posaba con torpeza frente al espejo. Shirley tenía un pensamiento.
-Vamos a la planta baja, tendrás el resto de la mañana para acostumbrarte a la ropa- Shirley tomó a su primo de la mano y condujo a la sala dónde había varios espejos. Esto le hacía imposible no percatarse de su transformación.
Después de mirar fijamente a su primo, él posaba con torpeza frente al espejo. Shirley tenía un pensamiento.
-Creo que te falta un último detalle- busco en su cajón de cosméticos y sonrío sacando una botellita- esto se verá perfecto en ti.
Tony se encontró de nuevo sentado dócilmente mientras Shirley pintaba sus uñas de un color rosa pálido. Fue un proceso laborioso y debió quedarse quieto durante todo ese tiempo, con esa ropa extraña, esa sensación de ser endeble como el fresco esmalte, con ese olor extraño desprendiendosé de sus uñas. Quería decir algo pero se uedo sin palabras. Le había pasado demasiado y no estaba muy seguro de lo que debía hacer. Sólo atino a decir.
-¿Todo esto es necesario?- dijo con voz ronca- Quiero decir, todo esto va demasiado lejos.
-Hmmm... yo no lo pienso así. No podemos permitirnos ningún desliz. Si no hacemos esto bien alguien podría sospechar. Y no queremos que nadie sospeche ¿verdad?
-Supongo que no- admitió Tony
Tony sopló sus uñas mientras pensaba en lo injusto de la situación. No quería que nadie supiera que él en realidad era un chico. Pero no le parecía justo pasar por todo eso... sólo para averiguar acerca de una chica que pasea en su jardín.
Toda la mañana el chico en enaguas no pudo deshacerce del sentimiento de vergüenza causada por la corta falda con vuelo. Lo hacía sentir demasiado vulnerable. Este sentimiento se acrecentó cuando Shirley lo llevo a dar un paseo a un parque cercano. Ella trató de caminar por el parque, pero era demasiado pronto para que Tony estuviera cómodo con su apariencia femenina. Así que sólo se sentaron en una banca cerca de un estanque.
Tony era demasiado conciente de que sus bragas podrían hacerse visibles si la brisa le pasaba una mala jugada a su falda. Lo que es peor, las bragas no se sentían como suficiente protección para su zona más privada. Pensó en su rídicula situación, estaba él con su prima, chico y chica. Sin embargo ambos llevaban vestidos y seguramente nadie se podría percatar de que algo estaba mal. ¿O podrían?
Al sentir el malestar de su primo por su situación Shirley sintió que había pedido demasiado de él. Incluso quisó dar mancha atrás, pero no se atrevía cuando ya iban atan adelante con el plan. Tony realmente parecía una niña muy linda. Ella no podía quitarle los ojos de encima. Le era díficil pensar que bajo esos rizos y ese vestido se encontraba su primo. Era casi como si hubieran puesto un hechizo digno de cuento de hadas sobre él.
El niño travestido tenía un aspecto terrible. Su prima en un intento de animarle le abrazo al rededor de los hombros como las niñas hacen a menudo entre ellas. Y le dio un beso en la mejilla.
-Me tomé la libertad de vacíar tu maleta durante la noche y reemplace tu ropa con ropa adecuada para una niña -le dijo la niña mayor a Toni- Espero que no te importe.
-Uh... esta bien supongo- Tony se retorció por un instante y se acurrucó en el brazo de su prima.
Shirley no notó lo que su beso había provocado en su linda compañera. Si hubiera estado vestido de chico Tony se hubiera apartado de su prima. Pero quizá por estar usando un vestido, o quizá por algo más, se sintió extrañamente consolado por la acción de su prima. Había otra reacción que Tony sintió, un hormigueo en casi todo su cuerpo, principalmente bajo los pliegues de sus faldas. Él estaba desconcertado por el desarrolllo de esa extraña sensación, sin embargo no podía negar el placer que le daba. Retorciendosé en su disfraz sintió que no podría con todo. Pero, tal vez, con el tiempo...
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